jueves, 8 de abril de 2010

Guido Ceronetti, El silencio del cuerpo

El silencio del cuerpo
Guido Ceronetti
Tad. de J. A. Gonzáles Sainz
Acantilado. Madrid, 2010


Lúcido y erudito, poseedor de un estilo tan arbitrario como incisivo, Guido Ceronetti recoge en El silencio del cuerpo sus reflexiones, lecturas e intuiciones sobre el cuerpo: una summa que no se priva de acudir a las más diversas fuentes (del Génesis al Newsweek) ni de acoger a los personajes más diversos (de Hipócrates a Jack el Destripador) para ofrecernos una reflexión irónica, desapasionada y —digámoslo tal como es— sabia. Tan sabia que con frecuencia parece querer desnortarnos, ora con apostillas sagaces —«La autoridad, dice Moses Mendelssohn, sólo puede humillar, no enseñar»—, ora con aforismos sublimes: «En estos orificios y cuchitriles que somos vive un rostro oculto que no se nos parece.» Su lectura supone una revelación intemporal, con la densidad de la mejor literatura.

Guido Ceronetti (Turín, 24 de agosto de 1927); filósofo,escritor, periodista y poeta italiano. Dotado de una amplísima y refinada cultura (ha traducido tanto clásicos latinos como textos bíblicos y poetas modernos), destacando especialmente como cronista desencantado de la cultura y la sociedad modernas. Histriónico y carismático, ha utilizado su amplia erudición y su espontánea teatralidad para transmitir al público la magia de la poesía y la literatura en general. En 1994 se incorporó a los Archivos de la Biblioteca Cantonal de Lugano, el fondo Guido Ceronetti, que el escritor denominó jocosamente "el fondo sin fondo", en el que se recogen obras publicadas e inéditas, manuscritos, cuadernos de poesía y traducciones, cartas, guiones para cine y radio, dibujos y obra gráfica, collages y postales. Con éstas se preparó en 2000 la exposición Dalla buca del tempo: la cartolina racconta.

Guido Ceronetti nació el mismo año que Heidegger publica Ser y tiempo. Silencio, cuerpo, ser, tiempo, viaje son coordenadas en las que se mueve su poética. Difícil, dicen, escribir su biografía sin haber visto su cuerpo menudo, sus ojos azules, su timidez, lo escaso de sus apariciones públicas. Su Viaje por Italia ha sido considerado la cifra de los escritores románticos de cualquier época: una invitación a conocer los olores acres del mediodía, las nieblas del norte, los tumultos civilizados, la esencialidad de la Toscana, la generosidad vivida de la Romagna, la Roma barroca. Casi un rito iniciático para los cultivadores de lo bello. El paisaje que describe Ceronetti es diferente, íntimo, interior, de una lluvia que se interioriza hasta el punto de fomar parte del propio pensamiento. Se trata de un viaje sentimental y lúcido donde modernidad y poesía son partes de un mismo cuerpo. El silencio de los cuerpos es su obra filosófica: en ella busca el sentido profundo de las cosas por medio del diálogo, la carne, la enfermedad, el dolor, el descubrimiento. Otros han escrito sobre el cuerpo, pero Ceronetti parte de la traducción del Cantar de los Cantares, donde naturaleza y cultura se entrelazan y se confunden hasta llegar a la encarnación de la palabra. También poeta, su poesía es el crisol de toda su obra. La distancia se titula uno de sus libros de versos: pero la distancia que adopta Ceronetti es siempre la cercanía, frente al cuerpo, frente a los alimentos terrestres. No en vano, es traductor de Catulo, Marcial... Otros de sus libros más conocidos son: Albergo Italia (1985), Los pensamientos del té (1994), El escritor inexistente (1999) o La fragilidad del pensamiento' (2000).


Sobre él escribió Cioran uno de sus "ejercicios de admiración":
"... se trata de un libro que no puede leerse sin interrogarse constantemente sobre el admirable monstruo que lo ha concebido ... Su aparición precipitada en el parque [de Luxemburgo] me dejó una impresión de angustia, de desolación que me persiguió durante mucho tiempo. Olvido decirle que desde nuestro primer encuentro su aire de apátrida, de aislamiento fundamental, de predestinación al exilio me hicieron pensar inmediatmente... Todas las conquistas del mundo moderno le repugnan, todo le trastorna... Y sin embargo su libro, que es indiscutiblemente el producto de una exigencia de pureza, prueba un innegable gusto por el horror: Guido Ceronetti parece un ermitaño seducido por el infierno. Por el infierno del cuerpo ... La maldición de arrastrar un cadáver es el tema mismo de su libro. Un heroísmo de voyeur en materia de supuraciones, una curiosidad excitada por la suprema antipoesía de las menstruaciones, por las hemorragias de  toda clase y por los miasmas íntimos, por el universo fétido de la voluptuosidad: la tragedia de las funciones fisiológicas: 'Las partes del cuerpo donde hay más olor son las que encierran más alma' ... 'todas las excreciones del alma, todas las enfermedades del espíritu, todo lo negro de la vida, y llamamos a eso amor.'
Si me preguntara usted cuáles son las desgracias que ha debido de padecer, no podría responderle. Lo máximo que yo puedo decirle es que da la impresión de ser alguien herido, como todos aquellos, me atrevería a decir, a quienes se les ha negado el don de la ilusión. Pero no tema usted conocerlo: los seres menos insoportables que existen son los que odian a los hombres. Jamás hay que huir de un misántropo."

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