Aquí estaba sentado, esperando, esperando -a nada-,
más allá del bien y del mal, pronto la luz clara
gozando, pronto la sombra, todo puro juego,
mar y melodía, todo tiempo sin meta.
¡Y de repente, amiga! ¡Uno se convirtió en dos,
y pasando por delante de mí, Zaratustra se fue...
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