martes, 4 de mayo de 2010

Boris Vian por Raymond Queneau

[B o r i s · V i a n . . .]

Aguardé a mis 23 años para escribir. Ah, los jóvenes. Eso es abnegación. Luego intenté contar a la gente historias que nunca había leído. Pura tontería, doble tontería: a la gente sólo le gusta lo que ya conoce; pero a mí no me complace, por lo que conozco, en literatura. En el fondo, las historias me las contaba a mí. Me hubiera gustado leerlas en los libros de los demás. Pero ahora, me diréis, escribo cosas que ya conozco; pues bien, estoy de acuerdo en que no lo llaméis literatura; y os hablo en plurar, porque bien habrá algunas personas que lo lean, sed decentes, vamos. E incluso si no. ¿Acaso no tengo derecho a dirigirme a gente que no me escucha? En fin, no conté mis amores en una primera novela, mi educación en la segunda, mis purgaciones en la tercera ni mi vida militar en la cuarta; sólo he hablado de cosas que ignoro por completo. Esta es la verdadera honestidad intelectual. No se puede traicionar el tema cuando no hay tema -o cuando no es real.



[R a y m o n d · Q u e n e a u . . .]

Boris Vian es un hombre instruido y bien educado, proviene de Centrale, lo que no es poco, pero eso no es todo:

Boris Vian tocó la trompeta como ninguno, fue uno de los renovadores de la cave en Francia; defendió el estilo Nueva Orleans, pero eso no es todo:

Boris Vian también defendió el bebop, pero eso no es todo:


Boris Vian pasó ante la justicia de los hombres por escribir J'irai cracher sur vos tombes, bajo el nombre de Vernon Sullivan, pero eso no es todo:

Boris Vian ha escrito otros tres pseudoepígrafes, pero eso no es todo:

Boris Vian tradujo verdaderos textos americanos auténticos absolutamente, e incluso con las dificultades del idioma que son increibles, pero eso no es todo:

Boris Vian escribió una obra de teatro, L'Équarrissage pour tous, que fue interpretada por verdaderos actores sobre una verdadera escena, sin embargo no contaba con las restricciones de la Q.I.R., pero eso no es todo:

Boris Vian fue uno de los fundadores de una de las sociedades más secretas de París, el Club des Savanturiers, pero eso no es todo:

Boris Vian escribió hermosos libros, estraños y patéticos, L'Écume dels jours, las más conmovedora de las novelas de amor contemporáneas; Les Fourmis, el más termitante de los relatos escritos sobre la guerra; L'Automone à Pékin, que es una obra difícil e infravalorada, pero eso no es todo:

Porque todo esto no es nada aún: Boris Vian se convertirá en Boris Vian.

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