BERGMAN POR BERGMAN
No soy aquél que creen que soy. No soy, tampoco, aquel que creo ser. Cuando alguien cree saber quien es, sabe en realidad muy bien que no lo sabe. Pero, si el público cree saber que sabe quién es uno, debemos dejarle creer que lo sabe; pues, si no les dejamos saber aquello que creen saber, todo el mundo estaría decepcionado y contrariado. Que la gente continue entonces creyendo que pego a mis actores, o bien por el contrario que los dirijo con dulzura. Lo que pienso de mi mismo no tiene, en el fondo, ninguna importancia, puesto que, de todas maneras, han tomado la costumbre de considerarme como un bicho raro...
Nunca he tenido necesidad de aburguesarme. Siempre he sido burgués, conservador, reaccionario, y todo lo que querais, por otro lado, si eso os gusta...
Es precisamente porque soy burgués que amo el circo, con sus caravanas y su carpa.
Llevo barba como símbolo. Y me afeito como símbolo también. Hay en mi un actor abortado, y que se maquilla de forma diferente según las circunstancias. A veces mejor, a veces peor. De todas maneras una barba no es más que una mala máscara; y se oculta probablemente mucho mejor con un rostro recien afeitado.
[Cahiers du cinéma, número 85, julio 1958]
lunes, 3 de mayo de 2010
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