lunes, 13 de septiembre de 2010

Guy Debord en la ciudad prohibida

Alguien pseudoinformado tal vez se asombre al ver aparecer el nombre de Debord en un "Diccionario del amante de Venecia". ¿Debord veneciano? Imposible, impensable, puesto que Venecia debe de ser la imagen de todo lo que él destestaba: espectáculo permanente, petrificación museística, turismo cínico y chocho, mercantilización a ultranza.
   Error. Debord pasó muchas temporadas en Venecia de forma clandestina, y en repetidas ocasiones alude a este lugar con agudeza y frío lirismo. Ciudad prohibida, pero propicia para los complots (por ejemplo, la VIII Conferencia de la Internacional Situacionista).Ciudad de una sociedad fascinante desaparecida para siempre, y, más profundamente, ciudad dotada de una magia operativa. Desde aquí y desde París (el París revolucionario) es desde donde sería posible pensar lo negativo en su alcance más amplio y revelador desde una perspectiva histórica.

   ¿La prueba? La película  que realiza Debord en 1978 (diez años despuésde mayo del 68), In girum imus nocte et consumimur igni, palíndromo en latín (legible de derecha a izquierda y de izquierda a derecha) que significa: "Giramos en redondo en la noche y somos devorados por el fuego". El color es aquí "infernal" en el sentido de Dante. Lo dice el propio Debord: "Laberinto del que no se puede salir, forma y contenido de la perdición".

[Philippe Sollers, fragmento de Diccionario del amante de Venecia.]
 

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