miércoles, 14 de abril de 2010

e. e. cummings

Hombre no, si los hombres son dioses; mas si los dioses
han de ser hombres, el único hombre a veces, es éste
(el más común, porque toda su pena es su pena;
y el más extraño: su gozo es más que alegría)

un demonio, si los demonios dicen la verdad; si los ángeles

en su propia generosamente luz total se incendian,
un ángel; o (daría todos los mundos
antes que ser infiel a su destino infinito)
un cobarde, payaso, traidor, idiota, soñador, bruto:

tal fue y será y es el poeta,
aquel que toma el pulso al horror por defender
con el pecho la arquitectura de un rayo de sol
y por guardar el latido del monte entre sus manos
selvas eternas con su desdicha esculpe.

                   ***


Tanto ser diverso (tantos dioses y demonios
éste más ávido que aquel) es un hombre

(tan fácilmente uno se esconde en otro;
y, no obstante, cada uno, siendo todos, no escapa de ninguno)
tumulto tan basto es el deseo más simple:
tan despiadada mortandad la esperanza
más inocente (tan profundo el espíritu del cuerpo,
tan lúcido eso que la vigilia llama sueño)

tan solitario y tan nunca el hombre solo
su más breve latido dura un año terrestre
sus más largos años el latido de un sol;
su más leve quietud lo lleva hasta la estrella más joven)

¿Cómo podría ese tanto que se llama a sí mismo Yo
atreverse a comprender su innumerable Quién?

                   ***

A pesar de todo
 lo que respira y se mueve, pues el Destino
(con blancas y larguísimas manos
lavando cada pliegue)
ha de borrar del todo nuestra memoria
-antes de abandonar mi cuarto
me vuelvo y (parado
en mitad de la mañana) beso
esa almohada, amor mío,
donde nuestras cabezas vivieron y fueron.

               ***

Amor es más espeso que olvidar
más tenue que recordar
más raro que una ola mojada
más frecuente que caer

es más loco y lunar
y menos no será
que todo el mar que sólo
es más profundo que el mar

Amor es menos siempre que ganar
menos nunca que vivo
menos grande que el comienzo más leve
menos pequeño que perdonar

es más solar y soleado
y más no puede morir
que todo el cielo que sólo
es más alto que el cielo

[e. e. cummings, trad. de Octavio Paz.]

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